miércoles, 8 de septiembre de 2010

48 HORAS - tercera parte

Por la mañana el cirujano me dió la recomendación de seguir internado un par de días más, pero mi ansiedad era ya insoportable. La aguja seguia en mi vena y yo tenia que estar viendo agujas cada 4 horas. No podía más, y opté por irme a descansar en casa. Me "desconectaron" y me senté, con dolores casi insoportables, al borde de la cama, esperando "el papeleo" para poder irme de ahi.

Llegué a casa y me recosté. El dolor se incrementaba, al igual que la cantidad de visitas. Yo, desesperado, no sabia como esconderme de tanta gente... y entonces Betty me dijo: me quedaré aqui, y les pediré prudencia a quienes vayan llegando. Y así lo hizo.
Yo dormia entre visita y visita, y a veces entrecortaba el sueño solo para verla a ella dormida en el suelo, justo al lado de mi cama.
Me ha bañado, alimentado y dado las medicinas; practicamente me carga para ponerme ayudarme a ponerme en pie y solo se ha ausentado en dos ocasiones y no suman cuarenta minutos entre las dos.
Su compañia ha hecho que esa cirujia que dejará una cicatriz de 29 centímetros sea mas digerible.
Soy un hombre afortunado.